ASÍ SALVÓ UNA IMPRESORA 3D AL ÚLTIMO DELAGE TYPE-S DEL PLANETA
Desde Victoria
(Australia), nos llega la historia de un modelo extinto que ha sobrevivido gracias
a este tipo de tecnología, la impresión 3D.
ABC Radio
Melbourne relata que en este continente se encuentra el único coche de carreras Delage Type-S que queda en el mundo, y
gracias a la tecnología 3D ha vuelto a la carretera.
Cuando en 2014 su motor dijo basta tras 100 años funcionando,
su dueño no dudó en darle una segunda oportunidad.
Obviamente, todos
los recambios no fueron una opción realista para poder llevar a cabo el milagro, así
que un ingeniero especializado en el motor de preguerra llamado Grant Cowie
decidió consultar a los sabios los avances tecnológicos y, como los ingenieros
de Jurassic Park, creó un motor que no
existía para un coche histórico.
Quién le
hubiera dicho al olvidado padre del Delage que 112 años después de que fundara
la compañía, sus coches se convertirían en objeto de culto.
La empresa Delage
fue una firma de lujo de automóviles y coches de carreras fundada en el año 1905 por Louis Delage.
Durante la
Primera Guerra Mundial, Delage produjo munición, pero fue justo después cuando
su nombre se hizo un hueco en la historia del automóvil.
Louis Delage comenzó su producción con un automóvil con motor
monocilíndrico De Dion, y pronto sus modelos se ganaron una buena reputación
por su estética y su potencial en las
competiciones.
Más tarde le
siguió un cuatro cilindros de 1460cc y 9hp, numerosos modelos de 12hp y un seis
cilindros de 2588cc, pero no fue hasta la posguerra cuando la producción de
Delage se hizo realmente significativa.
El primer coche
realmente admirado de Delage fue el modelo “CO” de 1918, equipado con un motor
de 6 cilindros, 4532cc y 20hp.
Louis Delage un fabricante e ingeniero
pionero en el mundo de la automoción, compitió en el Grand Prix e Indianápolis, entre otras competiciones, los años veinte fueron los más exitosos para su negocio, y triunfó con
coches de turismo como el DI y el GL.
A partir de ese
momento se empezó a producir una larga y exitosa saga de coches de seis cilindros
como el “DM” 3174cc y el “DR” de 2516cc.
La Gran Depresión del año 1930 hundió la producción y cinco años
más tarde se vio obligado a liquidar la compañía.
Fue el fabricante francés Delahaye el que la adquirió, dejando a
Louis con una penosa pensión. Tras la Guerra, Delahaye anunció la aparición de
un nuevo modelo Delage de 6 cilindros, pero el nombre fue desapareciendo
progresivamente.
Louis Delage con 60 años, sin recursos y con un divorcio a sus
espaldas, ni siquiera se podía permitir un coche, murió olvidado y arruinado a los 73 años de edad en un suburbio de París,
y ahora que conoces su historia, la que relata ABC tendrá un sentido completo.
SI NO HAY RECAMBIOS, IMPRÍMELOS
Volviendo a Australia, encontramos al dueño del coche Delage Type-S, Stuart Murdoch,
buscando una solución para que el motor de 16 válvulas de su coche de 103 años
de edad pueda volver a rugir.
Encuentra en un ingeniero
especializado en los motores de preguerra llamado Grant Cowie la solución: imprimir
en 3D el motor.
Cowie Grant sabía que reproducir con el Método Tradicional el bloque
del motor sería extremadamente caro y llevaría demasiado tiempo, así que usó la tecnología digital para clonarlo.
Pero sería el mayor reto al que se
había enfrentado, usando poderosos láseres, el motor fue escaneado por dentro y por fuera, y en
cuestión de días el trabajo de meses se llevó a cabo.
Los datos del
escaneado en 3D fueron usados para poder reparar
digitalmente el motor dañado por ordenador; tras esto, mediante una
impresora 3D se creó un molde de arena,
el cual fue recubierto por una capa de hierro, Cowie Grant lo remató de forma
manual con sus herramientas, y cuando el motor estuvo instalado, respiró, creo que nunca antes se había hecho algo así
en la restauración de ningún vehículo", cuenta al periódico ABC.
MEJOR SOBRE EL ASFALTO QUE EN UN MUSEO
Si más
propietarios de los coches clásicos como Murdoch decidieran devolver a la vida
a sus automóviles centenarios, las carreteras se volverían un espectáculo
único.
Cabe decir, que
el Delage no debe ser un coche fácil de conducir: se necesitan cuatro manos y 3 pies para hacerlo rodar y la
dirección es extremadamente dura, pero verlo de nuevo en movimiento es todo un
lujo.
Hoy en día, los
grandes de la industria automotriz ya utilizan la tecnología 3D como parte del
proceso de fabricación.
La impresión 3D
o fabricación aditiva agiliza muchísimo el proceso de diseño de piezas: Con los
métodos tradicionales un ingeniero creaba una maqueta a ordenador y debía de
esperar meses hasta tener el prototipo en sus manos, pero con esta técnica, en
apenas unos días, pueden obtener la pieza físicamente y a un coste mucho más reducido.
Es el caso de
Ford que ha adquirido recientemente una gran impresora 3D en su Centro de
Investigación y Desarrollo con la que
la compañía está empezando a imprimir piezas de gran tamaño.
También el
grupo PSA que suscribió hace unos meses un acuerdo con la firma Divergent 3D
para fabricar componentes para coches más ligeros y más baratos.
Con las impresoras 3D junto con
ingenieros tan tenaces como Crowe, se puede hacer realidad "revivir un
dinosaurio" como lo es el Delage Type-S, que con sus 103 años, va a vivir
una segunda vida.
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